Contra la desilusión en el matrimonio
Cuando nos casamos lo hacemos enamoradas, ilusionadas, esperando disfrutar felizmente los años junto a nuestro esposo…
Pero no todo es felicidad y facilidad, también hay momentos duros que nos llevan a cuestionarnos la relación.
No es realista esperar que cada día sea coser y cantar, habrá días de coser y llorar.
El amor puede perdurar, pero las fantasías se han de borrar. El amor verdadero destinado a durar se construye desde la realidad.
Con el amor nacen ilusiones.
Cuando conocemos a una persona del sexo opuesto que nos atrae, nos asaltan diferentes emociones, tanto el hombre como la mujer se hacen castillos en la mente, los dos piensan “esta es la persona indicada”.
Se empieza una relación en base a ilusiones, en las emociones normales del cortejo y más tarde en las emociones características del noviazgo, y todo eso nos resta tiempo para pensar en cosas importantes, se nos pasa el tiempo entre citas, paseos, detalles, las familias de ambos se conocen y todo marcha de maravilla, se concretan formalidades y sin darse cuenta se establece una fecha para el paso con el que la mayoría de mujeres sueña: la boda.
La ilusión nos lleva al compromiso.
En la mente de la mujer está el deseo de mantener las ilusiones del noviazgo por siempre, pero es conveniente que antes de pensar en el matrimonio se piense bien en lo que ello supondrá. No es lógico esperar que nuestra pareja cambie drásticamente después del día de la boda. Deben aceptarse el uno y el otro tal como son, como los han conocido durante el noviazgo.
Hay ilusiones que son fantasías.
Tengamos ilusiones, pero seamos realistas no construyamos sobre fantasías.
Si durante el noviazgo ambos aceptaban las condiciones de trabajo en las que se encontraban sus respectivas parejas, también harían bien en esperar más de lo mismo una vez casados. Por ejemplo, si durante el noviazgo él no podía estar siempre contigo pues tenía que pasar mucho tiempo trabajando, lo lógico será que una vez casados él siga necesitando pasar largas horas fuera de la casa. Es importante darse cuenta de ello, pues una mujer desilusionada podría tomar esto como una falta de atención de sus esposo, aun sin serlo.
A la vez, cuando empezamos una nueva vida de casadas, o de convivencia en pareja, tenemos que ser conscientes de que no todo será igual que en la etapa de noviazgo:Pues ahora existen responsabilidades, como la manutención de la casa y los hijos.
10 Consejos para ayudar a formar un buen matrimonio:
- Si aceptaste a tu esposo durante el noviazgo tal y como es, no trates de cambiarlo.
- Recuerda que te casaste con un hombre hecho y derecho, por lo que no te debes sorprender conocer nuevas cosas, hábitos o costumbres que no conocías.
- No esperes cambiar a tu pareja, él sigue siendo el mismo que conociste y del que te enamoraste. No se puede cambiar a las personas, eso es luchar contracorriente.
- Tampoco intentes cambiar tú sólo por quedar bien.
- Ten presente que lo que ahora te irrita de él, puede ser lo que te atrajo.
- Piensa que te uniste a tu pareja para compartir en lo malo y en lo bueno, no esperes tener una relación sin experimentar el dolor y la soledad.
- No te esfuerces por darle a tus hijos lo mejor y más caro, el mejor regalo y que les durará para siempre es una familia llena de amor.
- Se realista con tus expectativas, no esperes demasiado, pero tampoco esperes nada. Que él sepa que le amas y que esperas cosas buenas de él, las cuales te alegrarán y harán feliz cuando las haga.
- Piensa tanto en las necesidades de tu pareja como en las tuyas, ambas son importantes y se necesitan mutuamente.
- Mantén presente que después de la ilusión con la que se unieron viene la realidad de compromisos y obligaciones, muy diferentes durante el noviazgo.
“Somos como somos, y así nos queremos”.
Todos los días supone un constante aprender, aprender a amarse sin egoísmos, aprender a perdonar los defectos y amar las cualidades. Si luchamos por desprendernos de las ilusiones y fantasías, si comprendemos que el matrimonio no es un “lecho de rosas”, entonces podrán existir matrimonios duraderos, aceptando lo hermoso del amor y la tolerancia mutua.
Debemos admitir que la vida tiene altos y bajos, tiempos felices y tiempos de tribulación. La familia es lo más importante, por eso requiere de luchar cada día por mantenerla unida y cómoda en un hogar de amor, después de todo, de la felicidad de los nuestros depende en gran parte nuestra propia felicidad. Mucho de esto lo logramos apartándonos de las ilusiones y las fantasías de un matrimonio sin problemas y sin obligaciones.
Deja que tu matrimonio vuele muy alto, en alas de la realidad, una realidad que se presenta difícil a veces, pero su carga se hace liviana si la llevamos en conjunto y con amor.